El aislamiento con celulosa es una solución práctica y sostenible que permite optimizar el rendimiento energético de los edificios. Este material, derivado de recursos reciclados, destaca por su versatilidad y eficiencia, siendo una elección cada vez más popular en proyectos que buscan reducir el impacto ambiental sin comprometer la funcionalidad ni la calidad de los espacios.
La celulosa actúa como una barrera térmica eficaz, reteniendo el calor en invierno y manteniendo los espacios frescos en verano. Esto ayuda a reducir los gastos de climatización.
La celulosa destaca por ofrecer una amplia variedad de ventajas en aislamientos, convirtiéndola en una opción ideal para proyectos de construcción y reforma. Entre los beneficios principales se encuentran:
Tratada con sales de boro, la celulosa es resistente al fuego, lo que mejora la seguridad de los edificios y reduce el riesgo de propagación de incendios.
Paredes interiores y exteriores: Aporta aislamiento térmico y acústico, manteniendo un confort óptimo en las habitaciones.
Suelos y entrepisos: Mejora el confort térmico entre niveles y reduce la transmisión de ruido.
Construcciones nuevas: Usado en edificios de bajo consumo energético o pasivos para optimizar el rendimiento térmico desde el diseño.
Rehabilitación de edificios antiguos: Excelente opción para mejorar el aislamiento en construcciones existentes sin necesidad de grandes modificaciones estructurales.
El aislamiento con celulosa no solo mejora el rendimiento energético de los edificios, sino que también contribuye a un entorno más sostenible.
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